Cuando toques la puerta
- Alfonso E. Bocanegra Gamboa
- 24 sept 2016
- 2 Min. de lectura
Cuando toques la puerta vendrás desnuda,
llorando y mandando a la mierda a cuanto se ponga en tu camino,
venderás palitos de globos en tu primer cumpleaños,
creerás en mí como los árboles creen en el otoño.
Cuando toques la puerta, abriré en seguida,
será un jueves, como las prosas de Vallejo,
vendrás con tu nombre tatuado en la espalda
y me dirás en ese momento como te quieres llamar.
Volveremos por ti en unas horas,
esperándote fielmente como compañeros caninos
que esperan su paseo diario frente al parque.
No toques tu trompeta que vamos llegando,
iremos corriendo a tu encuentro, pero no apresures,
te esperaremos a la vuelta del parque,
al lado del mar y las conchitas de colores,
"No me gustan las playas con piedras",
“Pero son más limpias”, me dices.
“Está bien, vamos”,
creo que esto comienza un poco mal.
Cuando toques la puerta, tiraré la pelota de jaz
y cogeré todos los colores con “quechi” y palmadas,
me vestiré rapidito con la pijama
y tú me gritarás diciendo:
“Papá, no demores, que quiero hacer pichi”
la pijama, se pondrá sola y no me daré cuenta.
Cuando toques la puerta, dormiré menos de ocho horas,
¡lo prometo!,
tu madre sonríe a mi lado:
“No prometas cosas que no vas a cumplir”,
“Está bien, dormiré seis”, suspiro,
esto, va empeorando.
Aquella mañana del jueves, que no será cobarde,
me tomaré solo, media botella de ron,
gritaré como un loco por toda la casa y tus ojos como platos me mirarán,
desvestiré con tu pupila mi futuro,
y mi vida será tuya en solo una mirada,
abriré la puerta nuevamente y vendrás delicada,
solita y callada,
bonita y feliz,
en una almohada sostendré tu rostro,
y la puerta seguirá abriéndose.
Hoy y como siempre te sueño y te soñé.
serás mujer,
ni princesa, ni reina, ni nada,
solo mujer…
Y comenzaremos el camino,
estoy seguro que solo atinaré a abrirla,
esta mañana del jueves
cuando toques la puerta.

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