El día que tenga un colegio
- Alfonso E. Bocanegra Gamboa
- 28 sept 2016
- 4 Min. de lectura
El día que tenga un colegio no será Disney, pero los chicos soñarán como si estuvieran allí, creerán en los sueños, en las mariposas que vuelan pero antes fueron orugas, en los gatos techeros enamorados de la luna y en los ríos que pasan por en medio de los bosques. Pensarán que la mañana no existe porque las horas no se inventaron para llenarlas, sino se inventaron para vivirlas, se saludarán al verse cuantas veces se vean y la amistad volará en el aire como si fuera un paraíso callado y sin noches.
Los profesores sabrán un poco de todo, porque los niños necesitan saber un poco de todo, en el aula gobernará el que más feliz sea y el más feliz debe ser el profesor, cuando lo entreviste le haré solo una pregunta y si su respuesta me convence, caminaremos juntos, si es esquiva lo pensará y si es que no tiene respuesta lo invitaré a buscar otro colegio: ¿Usted es profesor o maestro?
Los recreos serán todo el día, porque siempre existirá el momento de divertirse, si hay un niño que no quiera hacerlo, se respetará su espacio, para luego plantearle nuevamente la estrategia de querer soñar sin necesitar dormir, todos pueden ser maestros si se lo proponen, todos deben ser alumnos, hasta el mismo maestro, porque la educación se aprende más de tu amigo que de tu jefe.
Las horas acabarán cuando el maestro lo decida y su fiel amigo será otro maestro vestido de alumno, aprenderá a enseñar cosas básicas como hacer avioncitos de papel, lápices de colores sin colores, pinturas en la pared que tengan algún sentido y sobre todo color, mucho color, porque la vida no se pinta como las películas de Chaplin, pero si se vive como si fuera el último minuto, todos seremos un Charlot con muchos colores.
Habrán muchas aulas y no se determinarán por grados, o ciclos, tamaños, pesos u otras cosas tan cuadriculadas como un libro de matemáticas, los salones tendrán el nombre de un superhéroe, llámese así no solo a los que salen en la tele, tienen capa o súper poderes, sino a los que viven en casa, si un día papá me escribe una carta y me hace sentir el único en el mundo, será mi superhéroe o también pueden ser heroínas como la señora que limpia los salones y que tiene a la vez muchos hijos que debe mantener y enseñar lo que a ella no le enseñaron, los salones tendrán un estigma tatuado de corazón y de amor, para que los niños que viven dentro, también tengan ese tatuaje para toda su vida.
Los patios no serán grandes, porque se pierde el sentido de la esperanza, serán pequeños y estarán divididos en varias secciones, secciones de ludo, de rompecabezas, de ajedrez para los que saben y para los que no saben deben aprender si así lo quieren, de niñas haciendo trenzitas y de profesores o mejor dicho maestros que también jueguen, porque es simple, solo aquel que siente como niño, podrá hacer llegar su mensaje a los niños de ahora.
Los maestros vendrán vestidos como se visten en casa, porque el colegio dejará de ser colegio para ser un hogar de verdad, los niños estarán relajados, pero no serán vagos, recordemos que el hábito no hace al monje y si a una mona la visto con mucha seda igual seguirá chillando.
Al entrar al aula usaremos pantuflas, tendremos clases de yoga para llegar al interior y de teatro para botarlo al exterior, escucharemos mucha música, la que ellos quieran y si es un Reggaetón, ¡al carajo!, es bueno a veces estar con el mundo, pero no mezclarse con ellos.
Los rangos no existirán porque todos seremos iguales, las carpetas podrán ser también pequeños escenarios de una clase o los escenarios serán carpetas, los pisos lienzos, las paredes atriles hermosos donde colgar los trabajos que hacemos todos los días y si alguien tiene un problema en el aula le diremos la verdad: “Todo el que tenga problemas, puede tenerlo, pero está prohibido quedarse con él”.
Las libretas serán pequeños escritos que harán los maestros para los padres de familia, algo así como una carta en donde describan con mucha lucidez y a la vez ternura el avance o no de su hijo, de la misma forma los padres tendrán la obligatoriedad de responder con una carta lo que ellos ven en sus hijos, porque digámoslo claro, los niños son niños en todo lado, pero a veces nosotros queremos volverlos adultos y allí está el problema.
No quiero ser liberal, pero creo en la educación, en una educación libre y transparente, en donde las escuelas no sean lugares en donde los niños se harten de estar, sino que quieran quedarse. Educar no es hacer que el niño se parezca a uno o siga el ejemplo que yo tuve para ser un hombre de bien, educar es ir viendo que necesita el niño y estar haciendo sobre la marcha para que con sus propias decisiones sea consiente que la vida no es un juego, pero podemos jugar con ella sin hacer daño a nadie.
El día que tenga un colegio no seré más que el creador que sonríe con cada niño y también seré el perdedor que pierde con cada uno de ellos, para luego sonreír por el error, sacarnos la mierda nuevamente y seguir, ¿por qué no? … equivocándonos.

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