Algún día papá

Algún día papá, me mirarás de frente y podremos conversar de cosas que no sean los partidos de fútbol, el horóscopo o el sol que hace bochornos en los veranos, algún día me dirás: ¿Cómo estás? Y te quedarás a mi lado para esperar respuestas.

Algún día papá podré quedarme a tu lado más de treinta minutos y podremos hablar de chicas, de todas las que tuviste, de las pocas que tengo y de las formas que existen para hacer el amor, te enseñaré libros modernos sobre el tema o entraremos a páginas de internet para reírnos de las invenciones que en tus tiempos podrían haberse llamado perversiones.

Algún día papá escucharás un poco de mis poemas que no son exactamente eso y analizaremos juntos la métrica y el sonido, las formas extravagantes que tiene la palabra para ser tejida entre verso y verso, quizá me digas que lea otro, podremos dedicarle uno a mamá o te animes a escribir uno con tu letra imprenta de toda la vida y tu firma que desde los cinco años puedo imitar.

Algún día papá nos sentaremos uno frente al otro delante de una mesa sin necesidad de tener un trago y nos diremos las cosas que no nos gustan del otro y el otro del otro, me dirás tu opinión con respecto al libro que me pediste que te regale y diré que nunca me gustó, pero me alegró más que cualquier cosa que quieras leer un libro a tu edad, tu que nunca terminaste de leer un poema, querías leer un libro.

Algún día papá podré explicarte porque no fui lo que quisiste que sea y escogí ser lo que yo quise ser, te explicaré de a pocos y en desorden cada uno de mis motivos, cada uno de mis porqués, seguramente nos enojaremos un poco, dirás que el dinero me falta y me prestarás unos cuantos billetes y los aceptaré, porque contigo no hay orgullos, porque contigo tengo que tener presente siempre la bendita frase que repites cada vez que estás ebrio: “Aún tienes un padre carajo”.

Algún día papá te explicaré por qué no te avisé que no tenía dinero en la universidad y salía a la calles a buscármelas entre semáforo y semáforo, entenderás que el orgullo adolescente pesa más que mil elefantes en mi cabeza o las ideas que trastocan mis domingos todas las semanas, me disculparé porque quizá sentiste vergüenza de este hijo que no fue el hijo que quisiste pero si es el hijo que quiere alcanzar lo que tú no pudiste.

Algún día papá nos miraremos juntos y brindaremos en navidad y año nuevo por nosotros, por todo lo que nos queda por vivir, por tus dolencias y las mías, por esta gordura que nos hace encantadores y por tus mujeres antes de mi madre, por la cola que hacían ellas para acostarse contigo y por aquellos hijos que son mis hermanos, pero que no quieres que les diga así.

Algún día papá, te darás cuenta que he crecido y que debo dejar el “ito” al final de mi nombre, porque no me imagino casado y llamándome “Don Alfonsito”, porque tú como todos en el barrio deben darse cuenta que algo estoy haciendo en mi vida para que ese “ito” desaparezca y pueda ser de una vez Alfonso, a secas y sin la ternura de ser el único hijo varón salido de tus testículos y la hermosura del minuto exacto en donde te enteraste que yo existía.

Algún día papá me cogerás de los hombros, me mirarás a los ojos y me dirás: “Estoy orgulloso de ti hijo” y podrás gritar como en el primer día: ¡Es mi hijo carajo!”.

Algún día nuestros nombres se cruzarán en un camino en donde no hay camino papá, nos miraremos siempre de frente, tú con tus canas y yo con mi barba e iremos a mirar el fútbol y alentar al equipo que tú quieras, tomaremos un trago y seremos por siempre y para siempre el padre que tú quieres ser para mí pero te da vergüenza y el hijo que yo quiero ser para ti, pero me da pereza.

Algún día seremos tú y yo papá, y apostaremos a la mejor carrera de nuestra vida:

Un abrazo eterno en el lomo del caballo que ganará este Derby nacional.