Si yo fuera teatro
- Alfonso E. Bocanegra Gamboa
- 28 mar 2017
- 3 Min. de lectura
Si yo fuera teatro gobernaría el sol, la luna, las estrellas y todos los astros, para que por la noche armen un espectáculo espectacular en el cielo y todos los terrestres se queden impactados y sorprendidos, así aprenderían que el cielo es el gran teatro del mundo y no solo un lugar al que se debe mirar cuando se está triste o se quiere soñar.
Si yo fuera teatro me levantaría muy temprano a hacerte el desayuno, despacio, muy despacio caminaría por la casa para que no te des cuenta de mi presencia y haría un jugo de naranja, tostadas con mantequilla y un huevo a la inglesa como te gustan, me sentaría al borde de tu mirada, que es el borde de la cama, para decirte en un solo beso: “Buenos días mi reina” y tú me respondas con esa devoción tan grande al sueño: “Hola mi amor, déjame dormir cinco minutos más”.
Si yo fuera teatro caminaría por todos los colegios de Lima a presentar funciones gratuitas de historias clásicas, de historias poco conocidas y de historias inventadas por ellos mismos para que nos demos cuenta que el amor por la vida y las historias no se inicia en un papel detrás de un escritorio, tampoco en un libro en la biblioteca, ni mucho menos en la cabeza de un gran escritor, se inicia en el vivir, el vivir de ellos, de los niños, los adolescentes, los adultos, los ancianos y hasta los bebés, el día en que por primera vez hacen su escena dramática pre concebida y exigen un poco de leche, con un tanto de amor.
Si yo fuera teatro entraría a todas las casas en donde hay una pareja de esposos, enamorados, novios, convivientes o simplemente dos personas que se quieren, les darías texto icónicos de Shakespeare, Vargas Llosa, Chejov, García Lorca, Ibsen, Moliere o si quieren ser más peruanos Salazar Bondy, De María, Jofré, Alegría, Martín, Althaus y les diría que dejen de pelear de verdad para comenzar a pelear de mentira, total la obra termina cuando el espectador aplaude y una discusión real termina cuando uno de los dos llora, entonces ¿por qué no dejar que el teatro gobierne un rato sus vidas y ser mentiroso y aplaudir al acabar?, seamos sinceros parejas del mundo, el amor no se puede tapar con un dedo.
Si yo fuera teatro le pondría banda sonora a cada uno de mis días, escucharía tal vez un Bethoven en mis ratos extraños, un Chopan cuando necesito estar cabizbajo pero feliz, rock pesado tal vez cuando las fuerzas me ganen o la hermosa trova cuando escuche los silencios de la amada porque decidió irse de la casa. Si yo fuera teatro, también sería música, pero no sería un recital.
Si yo fuera teatro sería un montón de cosas, pasaría a ser Quijote encima de una serpiente boa que se comió a un elefante, o un príncipe que pasea por Macondo para encontrarse a una niña salida del espejo en un pueblo fantasma en donde Pedro Páramo la saluda para llevarla de la mano al infierno de Dante.
Si yo fuera teatro me inventaría cada día con cada una de mis manos, especularía sobre si mis pies son iguales o diferentes a cuando nací o me preguntaría en qué momento se creó la tierra, cuando desciframos la gran explosión o cuando Adan probó esa bendita manzana.
Si yo fuera teatro me sentiría la mentira más grande del mundo, aún más grande que Dios, pero me sentiría bien, porque sería una mentira que no oculta la realidad, la transforma, te la explica, te hace pensar, te hace creer que en un mundo paralelo muy parecido al nuestro hay algo que nos lleva de la mano a un camino que sabes que saldrás pero que disfrutas paso a paso y sin voltear.
Si yo fuera teatro, sería vida o dios seguramente, pero tendría mucho cuidado, porque si fuera teatro el poder podría irse de mis manos y dañar, que es lo menos que quiero, si es que algún día me convierto en teatro.

コメント