Una heroína sin capa
- Alfonso E. Bocanegra Gamboa
- 11 abr 2017
- 3 Min. de lectura
Ella se levanta por las mañanas y mina la casa de amor, no me despierta porque no sabe despertar sola, le gusta los besos en la frente, esos que van directo al corazón, no se lava los dientes porque quiere oler a sueño aún para que más tarde, cuando se vayan sus amores, pueda seguir durmiendo.
Ella camina por la casa sin zapatos para que sus pies sientan el olor rancio y espeso de la mañana, no le gusta que la casa esté sucia ni desacomodada, le enerva la piel pensar que alguno de los suyos pueda caer en el horrible transmutar de una tarde con olores fétidos en el lugar, cuida tanto a los suyos que a veces se olvida de sí para pensar en los demás.
Ella sabe mirar de lejos para explicar cosas del mundo y mira de cerca el mundo para explicar cosas del pasado, no recuerda amores imposibles ni desórdenes mentales, solo quiere vivir el aquí y ahora y lo demás bien al carajo se pueden ir, ama como no tienes idea hasta a las ideas a aprendido a amar.
Ella no sabe de cantos melancólicos porque todos ya los ha escuchado, prefiere la salsa, esa música que muchos bailan pero pocos entienden, prefiere mover sus caderas al ritmo de su nostalgia que creer que es bueno llorar en este mundo imperfecto y lleno de vacíos en donde más vale bailar que llorar, en donde es bueno creer que se es feliz así te toque no serlo, no es mentirosa, pero sabe sacarle la vuelta a la tristeza con sus ojos llenos de lágrimas, de felicidad.
Ella espera pacientemente los buses para crear expectativa y no llegar tarde, le gusta jugar con agua aunque no sean carnavales y cree que el mundo es redondo aunque le reza a un dios plano, tiene fe y eso es lo importante, porque por ahí dijeron que la fe mueve montañas y aunque no lo crea, su propia fe puede mover el pensamiento de alguien que no quería nada con el amor y ahora lo piensa todo el día y su mejor regalo es el abrazo de madrugada en un lecho hermoso para crear bebes.
Ella no puede dormir temprano, necesita hacer muchas cosas para que su energía se acabe, se pega a la pared, la abraza y hasta le hace el amor así la pared no sienta, ella cree que sus lunes no son para despertar temprano e ir al trabajo, sino son para disfrutar de la mañana echada en una cama llorando por lo que vendrá y gozándonos por lo que estamos pasando.
Ella necesita un pollo a la brasa de vez en cuando para recordar que el antojo no solo viene en épocas de sol o barrigas con bebes, sino viene cuando uno quiere y lo puede pedir, ella es una niña aunque le resulte difícil aceptarlo.
Ella cuando abraza siente que es el último abrazo del mundo, te pone la mano en la espalda y dice palabras al oído, cosas como: “Cállate que no es momento” o un simple: “Si me dejas te mato”, frases tan fantásticas como reales.
Ella es para las personitas que la aman la mejor y para las personotas que la amamos la súper mejor, a pesar que no cumpla los estándares lógicos de una heroína, solo porque le falta una capa, cumple con el requisito básico, que es tener un poder, y yo con mi más tranquilo lenguaje de juez y parte puedo decir: “Tiene el poder de mirar y hablar, no decir nada y solo mirar”.
Ella no cree en cuentos de hadas, porque ha comenzado a escribir el suyo en donde puede haber príncipes azules, pero ella es la reina y deben guardar obediencia, así sea aquí, allá, en la china o debajo de sus camas.
Ella no tiene nada más que decir, porque sus acciones lo dicen todo.
Ella es, es ella.

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